Ella


Inicia mi mañana, son las 5.20 am, despierto y comienzo a pensar en ella...

Un día más, de una semana más, de un mes más, en el que me levanto sin sentir su calor, sin oír su voz, sin el viso de sus ojos, simplemente haciéndome a la idea que no está, me ha dejado.

Aún trato de entender porque no hice esa llamada, deje que la discusión y la pelea se apropiaran de mi sin más, que los demonios pensaran, objetarán y dieran su veredicto, el cual sin más acepté y dejé por fuera lo único que me impulsaba a hacer algo diferente, lo correcto. 

No llamé, no fui capaz de marcar los diez dígitos que me separaban de toda ella; dejé que pasaran las horas hasta que se convirtieron en días y estos en semanas.

Mientras pasan los minutos recuerdo la primera vez que la vi, que la escuché, su aroma, cada momento con ella, nuestro primer beso, nuestra primera vez juntos, nuestras salidas, nuestras cartas y son estos ecos del pasado los que retumban en cada rincón de la habitación.

Salgo a trabajar, monto mi bicicleta...

Durante el recorrido escucho las canciones que me dedicó, todas aquellas letras reflejan el inicio y el ocaso de un amor, de una historia. 

Ahora más que nunca comprendo esas canciones en todo su esplendor, revivo el momento justo en que me dijo que las escuchara, el instante en que las susurro en mi oído o simplemente cuando las canto a toda voz para que entendiera el mensaje, otras me regresan al momento de una pelea y otras son aquellas que ya no podré dedicarle, no podré enviarle, porque no sé si las va a escuchar. Siento en ese momento una conexión única como si la telepatía funcionara e imagino que ella las siente con igual intensidad. 

Las lágrimas, aquellas gotas que emanan de mis ojos son el resultado quimérico de todo los eventos que rondan por mi mente, que solo yo logro entenderlos, solo yo los anhela, solo yo los construyo, solo yo y ellos. 

"Entiéndelo ya se acabó" son las palabras que utilizo como mantra. 

Llego a la oficina y me acomodo frente al computador, cojo mi teléfono y por instinto busco su número en mis contactos, al tenerlo listo para marcar comprendo que debo cambiar eso en mi rutina, debo dejar de hacerlo, ya no tengo porque escribirle, no tengo porque llamarla, no tengo porque avisarle ya nada, si lo hago no servirá, ella no contestará. 

Simplemente me pregunto cómo voy a llenar ese vacío.

¡Demonios! lo hice, he marcado, dejo que timbre una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces... Ahí está su voz, esa voz que dice: 

-"¡Hola! En el momento no estoy deja tu mensaje y yo te llamaré, lo haré". 

- No está, eso no me sorprende.

Voy por un café e inicio mis actividades esperando que eso espante las remembranzas y todo sea por algunas horas normal.  

Tic toc tic toc... Tic toc tic toc... Tic toc tic toc... 

Salgo de la oficina y de nuevo a la realidad, ese escenario el cual por más que trato de ignorar no desaparece de igual manera en que desaparece un suspiro puesto al viento.

- La llamare de nuevo...

- ¡No lo hagas! nada cambiará comparado a como fue en la mañana. Dice esa voz en mi cabeza. 

- "¡Hola! En el momento no estoy deja tu mensaje y yo te llamaré, lo haré". Dice de nuevo su voz en la contestadora... 

Mientras pedaleo, mientras avanzo al ritmo inquietante del tiempo viene el recuerdo de su risa, recorre cada rincón de mi cuerpo y se conecta con cada célula, cada neurona de él, provocando una reacción en cadena que deriva de nuevo en otro melancólico momento.

Llego de nuevo a mi casa, a mi alcoba y entre palabras más palabras menos, mientras dejo que mis ojos se pierdan en la espesura de la noche, mientras pretendo encontrar algo de ella en las estrellas, elevo mis palabras como si estuviera seguro que viajaran hasta sus oídos:

"Ya no sé cuándo fue la última vez que escribí algo para ti... Tal vez creí tenerte segura para el resto de mi vida y me olvide de proteger lo que nos mantenía unidos; sé que no es momento de pretender oprimir un botón, rebobinar una cinta y repetir la película, porque no deseo eso.

Deseo pensarte y que me pienses, enamorarme y enamorarte, amarte y que me ames. 

Tan solo si es posible que creas en una nueva historia conmigo, donde ya no habrá un pasado que nos atormente; donde solo derramarás lágrimas de felicidad y discutiremos por cosas banales como quien comprará las entradas al cine o lavará los platos después de la cena y donde solo gritaremos mientras hacemos el amor.

Te pienso más allá de lo inimaginable, aún siendo más fácil encontrar una lógica al límite de un universo infinito. 

Lo que por ti siento es tan inmenso que aquellos que lo pretenden ver se encuentran como cuando miran el firmamento y piensan que el espacio entre una estrella y otra es corto, sin embargo sabemos que aquella distancia nadie la recorrería en una sola vida, pero yo estaría dispuesto a viajar y entregar mis días en aquel recorrido si supiera que al final de él te encontraría.

Duele entender que la vida se reduce a recuerdos cuando te separas de ese alguien.  

Primero, soportas una ausencia prolongada, luego te acostumbras a una ausencia permanente.

Descansa en paz…"




Keven M. Chaparro B. - Todos los derechos reservados - 2015

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